16 marzo 2013

La nota del cura Jalics sobre su secuestro


En esta semana que se extingue, la chimenea más vista y visitada del mundo fue la del Vaticano, que al final el humo blanco que expulsaba esa chimenea significó para los católicos tener un nuevo Papa, y para sorpresa de todos no fue Italiano ni Brasileño (como algunos expertos vaticinaban), sino, un Argentino, un Papa latinoamericano (por primera vez en la historia), un arzobispo llamado Jorge Mario Bergoglio, que acaba de adoptar el nombre de Papa Francisco, en homenaje al 'santo pobre', San Francisco de Asís, y al 'santo misionero', el destacado miembro de la Compañía de Jesús, San Francisco Javier.

Bueno, el nombre adoptado le cae como anillo al dedo, ya que según cuentan los que lo conocen, es una persona austera que viaja en autobús, que vive en un pequeño departamento y que incluso prepara sus propios alimentos. Pero hay un tema que ha tratado de ensombrecer su nombramiento: que habría delatado a los curas jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics en tiempos de la dictadura de  Jorge Rafael Videla entre 1976 y 1981 (lee aquí la acusación y cómo se defiende el actual Papa). De los dos curas (Orlando Yorio y Francisco Jalics), en la actualidad sólo uno vive (Francisco Jalics), y ha escrito una nota en alemán (http://www.jesuiten.org/aktuelles/details/article/erklarung-von-pater-franz-jalics-sj.html) sobre su secuestro durante la dictadura argentina, que a continuación te lo dejaré traducido para que saques tus propias conclusiones:




Viví en Buenos Aires a partir de 1957. En el año 1974, movido por el deseo interior de vivir el Evangelio y de llamar la atención sobre la espantosa pobreza, con los permisos del arzobispo Aramburu y del entonces provincial Jorge Mario Bergoglio, me mudé junto a un hermano de la orden a una ‘favela’, un barrio miseria de la ciudad. Desde allí continuamos dando clase en la universidad.

En la situación de entonces, análoga a la guerra civil, la Junta Militar mató a unas 30.000 personas, guerrilleros de izquierda o civiles inocentes. Los dos de la villa de emergencia no manteníamos contacto ni con la Junta ni con los guerrilleros. Debido a la escasez de información de entonces y también por culpa de informaciones deliberadamente falsas, nuestra situación fue malinterpretada, también dentro de la Iglesia. En aquel tiempo perdimos el contacto con uno de nuestros colaboradores laicos que se sumó a las guerrillas.  Cuando fue hecho prisionero e interrogado por los soldados de la junta nueve meses más tarde, éstos se enteraron de que tuvo relación con nosotros. Pensando que también teníamos algo que ver con la guerrilla, nos detuvieron. El oficial que dirigió los cinco días de interrogatorios nos dejó con las palabras: “Padres, no han sido culpables y me aseguraré de que puedan regresar a su barrio pobre”. A pesar de esta promesa y de forma para nosotros inexplicable, nos mantuvieron en prisión durante cinco meses, atados y con los ojos vendados. No puedo pronunciarme sobre el papel del padre Bergoglio en aquellos hechos.

Tras nuestra liberación abandoné Argentina. Sólo años más tarde tuve oportunidad de hablar sobre los sucesos con el padre Bergoglio, que para entonces ya era arzobispo de Buenos Aires. Después oficiamos juntos una misa abierta y nos abrazamos de forma solemne. Yo me he reconciliado con los hechos y, por mi parte, los doy por cerrados.

Le deseo al papa Francisco la bendición abundante de Dios para su cargo.

---FIN---



Nota: Según su biografía oficial online, Jalics padre fue candidato a un oficial en Alemania en 1944 cuando, a la edad de 17 años, tuvo una experiencia religiosa profunda durante el bombardeo de Nuremberg. Volvió a Hungría, de acuerdo con la biografía, pero se vio obligado a abandonar "bajo la presión del gobierno comunista". Continuó sus estudios en Alemania, Chile y Argentina.
 Jalics padre es un autor y da ejercicios espirituales en los retiros en Alemania y en el extranjero. Actualmente se encuentra en un retiro espiritual en Hungría y no pudieron ser contactados directamente.

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